Antonio Saura

Huesca, 1930 - Cuenca, 1998.

Antonio Saura Atarés, empieza a pintar y a escribir en Madrid, en 1947, mientras se recupera de una tuberculosis que lo mantiene inmovilizado durante cinco años. Es durante estos años cuando realiza las primeras búsquedas y primeras experiencias pictóricas. Reivindica la influencia de Arp y Tanguy, pero se distingue ya por un estilo personal; crea numerosos dibujos y pinturas de carácter onírico y surrealista en los que generalmente representa paisajes imaginarios que plasma en una materia plana, lisa y rica en color.

En 1952 realiza su primera estancia en París. En 1954 y 1955 visitará por segunda vez  París, periodo durante el cual conoce a Benjamin Péret y frecuenta al grupo de los surrealistas, de los que pronto se distanciará junto con su amigo el pintor Simon Hantaï. Emplea entonces la técnica del grattage, adopta un estilo gestual y una pintura radicalmente abstracta, colorista, de concepción orgánica y aleatoria. Empieza a pintar ocupando el espacio del lienzo de varias y muy diversas maneras, creando estructuras formales propias que no dejará de desarrollar. Aparecen las primeras formas, que pronto se convertirán en arquetipos del cuerpo de la mujer o de la figura humana, dos temas fundamentales que ocuparán lo esencial de su obra.

A partir de 1956 Saura inicia sus grandes series, Damas, Desnudos, Autorretratos, Sudarios, Crucifixiones, que pinta tanto sobre lienzo como sobre papel. En 1957 funda en Madrid el grupo El Paso, que dirigirá hasta su disolución en 1960. Conoce a Michel Tapié. Stadler lo presenta a Otto van de Loo, en Múnich, y a Pierre Matisse en Nueva York. Limita entonces su paleta a los negros, grises y marrones. Se afirma en un estilo propio e independiente de los movimientos y las tendencias de su generación.

Su obra se inscribe en la línea de Velázquez y Goya. Entra en los principales museos. A partir de 1959 se dedica a una prolífica obra gráfica. Ilustra de manera original numerosos libros como Don Quijote, de Cervantes, 1984, de Orwell, Pinocho en la adaptación de Nöstlinger, Tagebücher, de Kafka, Tres visiones, de Quevedo, y otros muchos. En 1960 empieza a esculpir y realiza obras compuestas con elementos de metal soldado que representan la figura humana, personajes y crucifixiones. En 1967 se instala definitivamente en París; se implica en la oposición a la dictadura franquista y participa en numerosos debates y polémicas en los ámbitos de la política, la estética y la creación artística. En esta época se amplía su registro temático y pictórico. 

En 1971 abandona la pintura sobre lienzo, que retomará en 1979, para dedicarse a la escritura, el dibujo y la pintura sobre papel. A partir de 1977 empieza a publicar sus escritos y realiza varias escenografías para el teatro, así como para el ballet y la ópera. En 1983 crea una importante serie de retratos titulada Dora Maar o Dora Maar visitada. Desde esa fecha y hasta su prematura muerte retoma y desarrolla magistralmente el conjunto de sus temas y figuras para producir, tal vez, lo mejor de su obra.

 

 

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