FERNANDO SUÁREZ "Entre instantes"- Nit de l´Art 2024
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La distopía es un concepto vago, pero potente, que la posmodernidad más
vacua utiliza para encasillar cual producto hollywoodiense para ser explotado,
retorcido y subsumido en un universo de falsedades contemporáneas que
únicamente conducen a la ensoñación de una mente humana inmadura y
adolescente. Entre consumos y decorados digitales, atrezo de un videojuego
eterno que moldea las conciencias, Suárez se alía con el material férreo para
devolver cualidades de fantasía auténtica y un loable ejercicio iconográfico a
partir de realidades materiales. Sus aldeas construidas conocen la perfección
del trabajo, la conciencia primigenia de aquello que realmente importa y
permanece en el legado de las historias colectivas, más o menos románticas
pero muy viajeras.
La suspensión de tales conceptos cuelga de afilados resortes que encajan a
la perfección, que se aglutinan, empujan y engranan para sumergirse en un
todo funcionalista que, no obstante, esconde tras su esqueleto una
estructura más grande, más inmanente. El caparazón efímero de las
esculturas de Suárez interpela de una manera recóndita, pero sólida y
sincera; una maquinaria viva, un golem de habitantes acoplados. Un simple
vistazo a sus engranajes orientalizantes nos perturba, nos desordena la
mirada para después devolvernos aquella sensación holística deudora de
filosofías utópicas, mezcla de pasado, presente y un futuro que se vislumbra
cinéticamente a golpe de máquinas del tiempo. Distopía. Castillos
ambulantes. Pura esencia cimentada de etnografía, de comunidades con
sabor tribal, de culturas milenarias concentradas que afectaron tanto a un
artista que, allá por Corea del Sur, jamás volvería a ser el mismo.
Por Clara Nadal.
Artista
Oviedo, 1966.
Fernando Suárez
Fernando Suárez Reguera es un escultor enormemente versátil. Su formación y su incansable capacidad creativa le permiten transitar por diferentes caminos. Trabaja con el hierro y el bronce, pero sorprenden los recursos de los que se sirve para diversificar su producción, al investigar con materiales como por ejemplo la resina, con una singular obsesión por el movimiento y la ingravidez.
Le interesa ante todo el ser humano. Utiliza un modelo de hombre fuerte, recio. Hombre activo, sometido a pruebas que debe superar, que salta, corre, lucha o se balancea, en un continuo juego de equilibrios. Suárez posee una inusual maestría para captar el gesto, el instante preciso.
Además estudia al individuo como creador, como ser que transforma su entorno. Surgen así puentes, arquitecturas y edificios. Toda una vertiente constructiva y estructural que le permite explorar nuevas y ricas posibilidades plásticas.