Gerardo Rueda

Madrid, 1926 – 1996.

Gerardo Rueda Salaberry, fue un pintor y escultor español. Cursa sus primeros estudios en Madrid. Rueda recibe, en los años cuarenta, clases de pintura con Ángel Mínguez pintor de historia. Durante el año 1943 copia en un pequeño cuaderno de dibujo numerosos cuadros cubistas, que ejercen en él una profunda impresión. Realiza algunos collages con el tema del bodegón, también de inspiración cubista, y prosigue con la pintura de paisajes. Las visiones paisajísticas centran el interés en edificios, agrupaciones urbanas y volúmenes de casas. En 1949 realiza estudios de Derecho en tanto prosigue con la labor pictórica.

Sus primeros collages datan de 1953 y son realizados con materiales diversos (cuero, papel, textil, etc.). En ellos aúna la presencia del collage y el dibujo a lápiz. Muy interesado en la obra gráfica, supo enseguida tomar conciencia de que la estampa constituía un lenguaje propio. En sus inicios, encontró que la serigrafía era la técnica más adecuada para la producción del arte gráfico.

Ese 1953 presenta su primera exposición individual en Madrid. A partir de 1958, y hasta los años sesenta, la producción del artista se realiza, en muchos casos, sobre cuadros de una horizontalidad definida. Son cuadros al óleo, abstractos, con recuerdos del paisaje. En 1959 realiza sus primeras pinturas grises. De la estructuración marcada que en algunos momentos imponen los volúmenes presentes en su pintura la evolución lleva al artista a un momento espacialista.

En 1960 participa en el Pabellón de España en la XXX Bienal de Venecia. En esta fecha comienza a realizar collages con papeles de seda, generalmente teñidos con tinta china, y muy relacionados con el momento pictórico que Rueda desarrolla en la época: tendencia a la monocromía y alteración del espacio mediante sutiles juegos de composición y relieve.

Gerardo Rueda convierte la práctica del collage en un laboratorio experimental donde, con herramientas y materiales distintos a los pinceles y pigmentos logra realizar una pintura pura sin pintura. Rueda es miembro del grupo de Cuenca -reunido en torno a Fernando Zóbel y Gustavo Torner- y conoce la técnica y las propuestas vanguardistas referidas al collage, pero enseguida consigue superar las limitaciones del constructivismo histórico para lograr una armonía constructiva. Su propósito es convertir el papel pintado en medio pictórico. De los papeles de color, cortados según formas irregulares o desgarrados, saca partido estético y compositivo, al aprovechar la indefinición de los límites de texturas y juegos cromáticos. Además, introduce la noción de dimensión y asume sus cualidades matéricas, al buscar efectos lumínicos o de opacidad en la superposición.

La total entrega de Rueda al collage radica en que lo considera como el mayor ejemplo en el que aún se puede advertir la mano en el trabajo del artista. Por otro lado, en el collage también descubre la capacidad del artista de salvar materiales destinados a la papelera y convertirlos en material pictórico. Así, primero experimenta con los sobres, que le ofrecen cualidades táctiles y una amplia gama de marrones, y que además utiliza para desarrollar efectos de acumulación a partir del principio dentro-fuera. Posteriormente, a partir de los años noventa inicia sus denominados “collages de rescate”. En ellos, la mayoría de los papeles son desgarrados con un gesto manual, de modo que, en el momento de componer se mezclan azar y arbitrariedad con la intención.

 

 

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